Era alto,delgado,tieso a pesar de una incipiente chepa.Pelo blanco.Rostro agradable de campesino acomodado.Tenía un mirar fijo y penetrante,capaz de calcular de una mirada la anchura y la altura de una puerta.No había gritos en su garganta ni modales descompuestos en sus brazos o en su cuerpo.Sabía que sus hombres no iban a dudar ni un segundo ni un milímetro en obedecer y,por eso,no le ponía a sus voces de mando más énfasis que el apenas necesario para dejarse oír
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